Renovables Zucaina
AISLADA (de la red eléctrica)
Cuando pensamos en una instalación aislada imaginamos una vivienda separada del casco urbano, pero en la actualidad esto ha cambiado
En estos momentos podemos encontrar una "aislada" en un diseminado o en el centro de una gran ciudad, todo depende de la voluntad y posibilidades, sobre la base de que todas las instalaciones aisladas de la red necesitan de una fuente alternativa de emergencia para cuando superamos la autonomía de las baterías poder recargarlas.
Estas instalaciones "aisladas" de la red tienen básicamente los mismos componentes que la segunda opción (autoconsumo + acumulación) con dos diferencias. La primera es que, tanto placas como banco de baterías, se dimensionan para cubrir todos los consumos diurnos y nocturnos, lo que nos obliga a tener un banco de baterías mayor, ser más eficientes -si es que no lo somos ya- derivando los consumos más pesados para cuando está el sol fuera y optimizándolos por la noche igual que en días nublados. La segunda diferencia es que las baterías pueden ser de litio, gel o de plomo ácido y no sólo de litio.
En las instalaciones aisladas, el banco de baterías se dimensiona para tener la autonomía necesaria para cuando las placas no cargan o lo hacen muy poco como ocurre durante un temporal. Esa autonomía suele ser por lo menos de dos días sin nada de carga.
En una instalación aislada la potencia de las placas además, debe ser capaz de reponer la descarga de las baterías de la noche anterior y cubrir holgadamente los consumos diurnos, pues de lo contrario estos consumos se comerán la energía que debería destinarse a cargar las baterías para la noche.
¿Y que sucede cuando se supera la autonomía de las baterías?
En las instalaciones aisladas, es del todo imprescindible disponer de una fuente de energía de emergencia para poder continuar con la vida normal de la vivienda y además recargarlas.
Cuando las baterías estén próximas a agotarse el inversor nos avisará para que reduzcamos el consumo a lo imprescindible o las pongamos a cargar. Cuando es una vivienda aislada, esa fuente de energía de emergencia es un generador que puede ser de arranque manual o que sea el inversor el que le envíe una señal para que arranque automáticamente, realice un ciclo de carga y al mismo tiempo cubra los consumos y se pare cuando estén cargadas o por el tiempo que se haya programado.
Vecin@ de emergencia
Hay casos en los que al ser una instalación aislada pero no una vivienda aislada, no es posible instalar un grupo electrógeno insonorizado por falta de espacio o condiciones adecuadas. En estos casos la única opción antes de renunciar es sustituirlo por un alargador conectado a otra amigable vivienda que simplemente conectaremos a nuestro inversor o a la prolongación del mismo que hayamos instalado al efecto en una cómoda y accesible ubicación que puede ser en el exterior, lo más cerca de la otra vivienda.
También es posible si la proximidad y buena vecindad lo permite, instalar ese alargador de manera permanente, lo que facilita y da mayor fiabilidad al sistema. En ambos casos, lo que se hace es instalar un pequeño medidor sin reseteo que registre el consumo y así poder compensar a quien nos hace el favor y tener total transparencia de lo que llegado el caso, habremos consumido y tendremos que pagarle.
Monitorización Wifi
Dependiendo del modelo de inversor de aislada que elijamos, podremos disponer de monitorización a través de la Wifi de la vivienda, con la que podremos llevar el seguimiento desde cualquier dispositivo conectado a internet, de lo que produce nuestra instalación y de lo que consumimos, tanto en tiempo real como en el histórico acumulado, muy útil para adaptar nuestro perfil de consumo a las horas de mayor radiación. Si en la vivienda o ubicación de la instalación hay cobertura móvil pero no Wifi, podemos instalar un router con muy bajo coste de mantenimiento anual.
Los sistemas de energía fotovoltaica son escalables y nos permiten rápidamente llevar la energía eléctrica allá a donde la necesitemos.
Producir y gestionar totalmente nuestra propia energía sin dar de comer a las eléctricas, es una gran satisfacción y hablamos desde la experiencia como usuarios finales estando desconectados de la red más de 30 años.
Esto último nos permite tener una visión y perspectiva diferente como instaladores, ya que cuando volvemos del trabajo a casa, tenemos la misma energía que hemos instalado y nuestra experiencia también como consumidores, nos permite poder anticiparnos a muchas incidencias porque sencillamente, ya las hemos vivido, por lo que consideramos es un importante valor añadido para trabajar con nosotros.